divendres, 23 de novembre del 2007

Una racha de mala fortuna...

En recuerdo de mis amigos: Agustí Torrents, El Bati, Mercè Vinardell, Miquel Puig y Paco Candel.


Podría comenzar diciéndolo de otro modo: “una racha de mala muerte”. En poco más de un año se me han ido de la vida muchos amigos. Demasiados amigos.
El mal fario ha entrado de sopetón en mi devenir cotidiano.
Comenzó con Agustí Torrents (tan injustamente), le siguió mi amigo Joan Lloret Devesa “El Bati”. Poco después dejó de existir otra de mis amigas, Mercè Vinardell. (genuina vecina del carrer dels veraneant de Sant Boi) de la que guardo gratos recuerdos e historias de Sant Boi que casi nadie sabe. Hace poco acompañó a los anteriores, inesperadamente, mi otro amigo del alma Miquel Puig.
Por si no fuera suficiente, en estos mismos instantes está de cuerpo presente en el Salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat, otro de mis amigos más queridos y apreciados, Paco Candel “con quien tanto quería”, parafraseando a Miguel Hernández.

Ciertamente es una mala racha, de la peor que le puede pasar a cualquiera de esta parte de aquí del mundo. En otras, las cosas son mucho peores. Se te muere la gente en un instante, si no por una bomba ambulante, por un proyectil teledirigido por los EE. UU. o por cualquier otro país con siglas selladas y ratificadas por el nuevo terrorismo 'legal' de Estado.

Y todo lo dicho ha pasado en poco menos de año y medio. No cito otros de mis muertos más cercanos, por no ser conocidos de casi ninguno de ustedes, pero son más, muchos más... Me he convertido en un asiduo de las iglesias siendo agnóstico profundo. ¡Que mal fario el mío, anónimos amigos de internet!
Será señal de que me hago viejo (y además es verdad) y se me van muriendo los seres más queridos como para recordarme que a nadie se le escapa el último tren, que como no es de cercanías catalanas, siempre llega a su tiempo y sin percance alguno, como los de Madrid. Y perdonen la odiosa comparación. Lamentablemente la mayoría de mis difuntos queridos andaban entre los 40 y los 60...Mala racha...

No puedo decir que he sentido la muerte de uno más que del otro. Quiero reseñar, no obstante por ser el último, (una semana exacta después de Miquel) a mi amigo Candel. Y además porque es, era, el Presidente de Honor de la Associació Catalònia Acord. Un hueco que no podrá ocupar nadie más así dure 1.000 años la asociación.
Amigo Paco: te he admirado en el silencio. Te he querido sin decírtelo nunca, pero tú lo sabías ¿verdad?. Por ser tan sabio, tan profundamente humano, tan poco vanidoso, tan tremendamente importante (sin que tú lo supieses ni lo admitieses), tan gran persona que no te cabías dentro, tan amigo de tus amigos que te pasabas del listón. Gracias Paco por haberme regalado tu presencia, tus pensamientos y tu amistad. Nunca te olvidaré y te pondré de ejemplo de hombre sabio y silencioso al que resbalaban las alabanzas, la fama, las medallas de oro, las Creus de Sant Jordi y las grandezas mundanas. Nunca he conocido una persona tan importante como Paco Candel. Ese hombre delgado y pequeño, que cuando le preguntaban los periodistas sobre qué era o los estudios que tenia, daba por respuesta: “mira yo sólo he escrito unos 50 libros más o meno, nunca me acuerdo de la cantidad exacta”, como justificándose de que no sabía hacer otra cosa, como quitándole importancia a su grandeza intelectual.
Gracias a todos. Y así, de mica en mica, me voy quedando cada día más desacompañado hasta que llegue mi hora y produzca (creo) el mismo sentimiento en esos otros seres queridos que aún me acompañan en este mundo.

Pedro Morón

Amnistia Internacional

Una entrevista sobre la Feria de Abril de Barcelona