dimarts, 11 d’agost del 2009

El perfecto botifler

Sabemos a ciencia cierta que existen partidos políticos, que se autodenominan catalanes, que han estado siempre en contra de la implantación del catalán en Catalunya (y valga la redundancia), y también, como no, de la aplicación de las leyes de normalización lingüística de la nación. De hecho conocemos de sobras multitud de entidades españolistas que se manifiestan en contra de cualquier mejora que pueda tener el idioma de Pompeu Fabra.
Estas formas de actuar de partidos y entidades “cervantinas” siempre me hacen daño al oído, pero teniendo en cuenta de donde vienen, se comprenden hasta cierto límite. Ciertamente lo que más me choca en el cerebro y en lo más profundo del sentido común es que haya catalanes de toda la vida, que hablan en catalán y que toda su existencia la hayan desarrollado como tales y que insistan en que “en Catalunya se margina el idioma castellano”. Algunos de estos energúmenos son ya personas mayores que han asistido a la prohibición tácita del catalán durante los 40 años del franquismo. Insisten en la marginación (ahora) del castellano como autómatas. Hasta les parece mal que se rotulen los comercios en catalán y se haya elaborado una ley al respecto. Estos son los más anticatalanes de los catalanes. Botiflers perfectos. Enemigos de los más peligrosos para Catalunya, sus costumbres y sus instituciones. Además tienen la desfachatez de manifestarse como demócratas de toda la vida.
No logro entender, como catalán de nuevo cuño, qué les importará a estos catalanes de socarrel que se hable, se enseñe o se rotulen los comercios en catalán, estando en Catalunya.
Deben ser aquellos que estuvieron tan inmersos en las leyes del “Movimiento” sirviendo tan a gusto a los secuaces del Caudillo, que añoran aquellos tiempos de desfiles de la Falange, camisas negras o blancas, y las multitudinarias exposiciones deportivas del mundo obrero el día 1 de mayo en Madrid.

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