divendres, 30 de maig del 2008

No a las comadrejas anónimas de internet

No se puede legitimar, bajo ningún concepto, el anonimato perverso. La libertad individual y colectiva ha de estar cimentada en otros pilares más limpios. Triste recuerdo tenemos muchos ciudadanos de Sant Boi de un par de foros que estuvieron funcionando un tiempo y en el que entrábamos y participábamos (seguro) los que ahora lo hacemos a cara descubierta. A una persona conocida, que ya no está con nosotros, le produjo un infarto de miocardio el leer algunas cosas sobre él en un foro de esos. Creo que muchos sabrán a quién me refiero. Esa persona también insultaba, y mucho, pero lo hacía a pecho descubierto, con nombre y apellidos. Por eso la contraposición y la paradoja se producen cuando unos dan la cara y otros, aparándose bajo una capa negra y repugnante, denigran abiertamente, difaman, intentan destruir el ánimo del otro, su trabajo y sus formas de subsistencia. Son muy astutos e inteligentes cuando se camuflan, por eso el asunto es más asqueroso si cabe. La cuestión gana intensidad cuando la persona es más conocida porque es más atacada con esa forma de difamación gratuita. Tengo muchos amigos/as periodistas que sufren calladamente a este tipo de personas cobardes que difaman porque no tienen el valor suficiente para poner su apellido tras el mensaje. No rotundo a la violencia verbal enmascarada. Contra la violencia, intolerancia (lema de UNICEF). Quién tenga el valor de injundiar que ponga debajo su firma. Eso es libertad y respeto hacia el prójimo. Todos sabemos aquello de “tu libertad termina donde comienza la de tu vecino”. No podemos confundir libertad con libertinaje. No podemos legitimar la cobardía y el insulto anónimo. Y todo por la asquerosa política de bajos fondos que utilizan algunos, o la envidia.

Ya sé que lo anterior es una utopía total. Siempre habrá energúmenos profesionales de la injuria en internet. Lo sé de sobras porque, desde que se inventó internet, no he dejado de entrar en la red ni un solo día. De eso a defender como legítima esa opción, va un abismo. Y respeto a quienes así opinan, pero discrepo. Discrepo totalmente.
No hay nada más sano que discutir, conversar, discrepar o pelearse cara a cara. No demos alas a los difamadores comadreja ¡por favor!
A propósito de lo dicho, tengo guardado íntegramente un foro de este tipo y he pensado muchas veces en escribir un ensayo basándome en él. Supongo que el título andaría, más o menos en estos términos “Lo que no debe ser internet”. Confieso que alguna vez he utilizado el anonimato, pero me he sentido tan mal, que he decidido poner mi firma en todo lo que escribo. Lo que no hago es participar en ningún foro de este tipo, ni dejo que entren en mis espacios personales de internet, y quien quiera leer mis opiniones y escritos que lo haga, yo hago lo propio con los demás. Eso es libertad. Libertad no es insultar libremente. Libertad es dialogar libremente, cara a cara. No confundamos.
El pensar diferente en política, religión, formas de vestir o llevar el pelo como te dé la gana, no debe ser motivo de que ningún energúmeno te insulte públicamente. Si quiere hacerlo que se atenga a las normas de la libre expresión y el libre pensamiento, pero dentro de las leyes que todos hemos votado y aprobado. Por todo ello, ¡bienvenida la dirección IP para cuando sea necesaria! Contra los estafadores, pedófilos, delincuentes, etcétera, etcétera, y también contra los difamadores anónimos de los foros.
Quién quiera insultarme que ponga su nombre debajo. Prometo que lo publicaré en este blog con la correspondiente respuesta, por supuesto, y si hay que ir al juzgado que gane el que tenga la razón, que para eso pagamos a jueces y fiscales. Eso es libertad con mayúsculas, lo otro es dar alas a un libertinaje mal entendido que siempre ha provocado odios, guerras fraticidas y enfrentamientos innecesarios. Recordemos el famoso refrán “difama que algo queda” muy utilizado por el régimen stalinista i también por el hitleriano.

Amnistia Internacional

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