El desastre que produjo el viento el 24 de enero era inevitable. Aunque los meteorólogos hubiesen puesto el grito en el cielo, se hubiesen caído los árboles por el mismo lado y el fatídico túnel de bateo del Club de Béisbol y Sófbol Sant Boi se habría derrumbado de la misma forma. Cabe la posibilidad, no obstante, de que si los responsables del Govern de la Generalitat de Catalunya hubiesen advertido a tiempo y adecuadamente, el desastre se hubiese producido de otra manera... No metamos el dedo en la herida...
Lo que no es de recibo es la mentira. Yo estaba en casa tranquilamente cuando comenzaron a caerse los árboles de mi jardín y, salvo los meteorólogos, nadie me avisó del gran peligro que se avecinaba.
Un columnista valiente de e-noticies confirma las sospechas que todos tenemos y tiene el valor de manifestarlas. Si queremos jugar a "informadores" hemos de hacerlo con todas las consecuencias. El poder ablanda plumas y teclados... El periodismo sigue siendo peligroso...