diumenge, 30 de maig del 2010

Sant Boi Decideix y los botiflers culturetas

En el transcurso de la Asamblea General de Sant Boi Decideix celebrada en el Salón Rosa del Ateneu Familiar (26/05/2010), un compañero me apunta al oído: ‘¿sabes una cosa? El otro día un concejal del ayuntamiento de Sant Boi (pecado sin pecador) comentó en el transcurso del pleno en el que se votaba la adhesión del Consistorio a la consulta de Sant Boi, “estos cuatro gatos no tendrán cojones de llevar a cabo la consulta.” Claro que lo hizo con la boca pequeña y no públicamente. Y ya ves lo que tenemos aquí hoy.’
Lo que teníamos era una sala llena de personas perfectamente organizadas, desgranando una tras otra todas las acciones que se han llevado a cabo en los últimos meses y todas las que se tienen previstas hasta el 20 de junio, fecha en la que está programada la votación popular. Una pantalla en la que podíamos ver un video promocional y otros asuntos de menor cuantía. La puesta en escena de la asamblea apuntaba con claridad a que Sant Boi tendrá su consulta popular sobre la independencia, pese a quien pese…
En el citado pleno municipal la clase más ‘demócrata’ o sea, los ‘progresistas de izquierdas’ (PSOE-ICV) y la derecha (PP y Ciutadans) anticatalana, votaron rotundamente en contra de que la gente utilice su libre albedrio, su libertad, su democracia o lo que es lo mismo; su derecho a decidir libremente o a hacer lo que le venga en gana, siempre dentro de la legalidad y respetando las leyes vigentes, SIN PISTOLAS Y SIN BOMBAS LAPA, como debe de ser. Parecidas votaciones se han repetido en pueblos y ciudades de toda Catalunya donde mandan los ‘progres’ y los peperos. Los une, los rejunta, ‘La Unidad Indivisible de España en lo Universal’ ¿les suena? Cuando pueden lo ponen en práctica sin ningún tipo de rubor, como en el País Vasco, alegando razones peregrinas que solo convencen a los necios y a los recolectores de subvenciones europeas y déficits fiscales del este peninsular. Léase: Països Catalans. Que nadie se llame a engaño: el espíritu español colonialista sigue vivo.
Ni qué decir tiene la enorme alegría que me embargó al ver en aquel histórico Salón Rosa a gran número de jóvenes comprometidos con la idea independentista de Catalunya. No faltaban viejas glorias pero eran minoría. Puedo decir con propiedad que hacía muchos años que no asistía a un acto tan emotivo como éste, en el que me sentí rodeado de semejantes que asumían tan naturalmente como yo el tan cacareado derecho a la autodeterminación de los pueblos.
En ese lugar y a esa misma hora, eché a faltar a esos políticos intelectuales santboianos de ‘abolengo’, prosapia y contrastado pedigrí. Esos ciudadanos rimbombantes que dedican su tiempo a difíciles malabarismos culturales y estilísticos, como no, en defensa de la lengua, la música y la cultura de este país. Los mismos que han vivido (y viven) del momio y no pueden mojarse ni mezclarse con las ideas independentistas o separatistas de la plebe, so pena de perder sus privilegios tan arduamente ganados. Eché a faltar a esos intelectuales que nos miran de reojo midiendo nuestra estatura cada vez que coinciden con nosotros por la calle, como esperando encontrarnos más bajitos, feos y rechonchos. Si, esos intelectuales políticos que nos perdonan la vida cada día por nuestras ideas y que en el fondo menosprecian nuestro esfuerzo personal en defensa de la democracia, porque piensan que “ya estamos en democracia y no son necesarias las asociaciones de vecinos ni individuos como nosotros que perseguimos molinos de viento…” No, en esa asamblea del 26 de mayo no vi a ninguno de ellos. Seguramente andarían escuchando alguna pieza de Mozart a cargo de la Orquesta Filarmónica de Berlín, quien sabe si dirigida por Karajan, o recreándose en la lectura de algún escritor de moda de esos que se regocijan por ‘lo bien que hemos llevado en España eso de la transición democrática.’
Amigos, seguro que cada uno de vosotros conoce a varios de estos señores ‘siete ciencias’ que, al fin y a la postre son los auténticos aliados de los colonialistas. Esos señores de cierta edad que habían formado parte de células clandestinas, que militaron en partidos de extrema izquierda o nacionalistas, que ahondaron en las ’razones profundas del pobrerío’ pero que, finalmente, abogaron y abogan por el poder más corrupto que existe: la sopa boba.
Mucho cuidado con estos individuos. Al día siguiente de ser proclamada la independencia de Catalunya serían los primeros en intentar ocupar los puestos burocráticos apelando a su fidelidad inquebrantable a la nación catalana. Así ocurrió en 1979 cuando aparecieron de debajo de agujeros y baldosas los demócratas de toda la vida a los que nadie conocía pero que ocuparon todos los cargos disponibles.
Que se queden con sus blogs, sus reuniones gastronómicas semanales, su cartilla de la Caixa y su torre en Masquefa o la Cerdanya. Nosotros seguiremos con nuestra idea peregrina de una consulta independentista no vinculante que no sirve para nada (dicen) pero que cada vez atrae a más miles de ciudadanos de todas las procedencias…
Pedro Morón de la Fuente

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