dissabte, 14 de març del 2009

Algunos nuevos catalanes

Que yo sepa jamás he acusado a los inmigrantes (antiguos o modernos) de los males que sufre la sociedad catalana. Sí he señalado con el dedo índice y directamente a ciertos partidos progresistas que manipulan a este sector de la población desde hace más de 30 años, en el sentido de la no integración en Catalunya. Y seguiré. No hay peor sordo que el que no quiere oír ni peor ciego que el que no quiere leer.
Si alguien quiere el texto de mi conferencia “Integración versus desintegración” le hago una copia y se la mando por e-mail. También está colgada íntegramente en la web de Ricardo Caballero: http://www.santboitv.tv/pedro-moron-integracio-versus-desintegracio-part-i/
Entiéndase como la mejor forma de deshacer las mentiras tóxicas de ciertas personas que no se entiende de dónde sacan las bilis amargas. Ocurre que, de vez en cuando, alguien se siente ofendido cuando escucha la verdad, en este caso los fundamentos de la no integración de mis propios paisanos, y arremete contracorriente sin pararse a pensar en si lo que escucha o lee tiene lógica o no. Acostumbran a ser muy pocos y precisamente catalanes de nueva generación o pertenecientes al último mestizaje. Afortunadamente es cierto que son los independentistas más radicales y viscerales. También tienen esa animadversión contra mí la gente avezada del PSOE y el PP, curiosamente.
Desde hace más de 10 años vengo insistiendo en todos mis libros y escritos sobre el nuevo lerrouxismo del siglo XXI, “el voto cautivo” o “la novena provincia”, según definición de muchos ensayos sociológicos (no sólo el mío). Para más datos el texto al que me refiero ya está publicado íntegramente desde hace dos años en el libro “Montilla, de emigrante a presidente” (Editorial Europa Viva) y la conferencia se ha impartido en más de 20 ciudades diferentes. Hasta ahora nadie había arremetido contra el escrito.
En la conferencia (Cal Ninyo, 14 de febrero) señalé que la asociación Els altres andalusos, está a punto de lanzar al mercado un nuevo libro (Editorial Pagés) elaborado en coordinación con la Facultad de Sociología de la Universidad de Barcelona que tratará exactamente sobre el mismo tema.
Recuerdo otra conferencia –con el fin de ilustrar este comentario- que Lluís Cabrera, Bienve Moya y quien esto escribe, dimos en El Centre Cívic de Sant Josep Obrer de Reus. Se me ocurrió señalar que cuando era pequeño había pasado mucha hambre en mi barrio de procedencia (San Ildefonso) en Granada. Automáticamente se levantaron tres señoras de la primera fila, granadinas ellas y de mi edad, tachándome de embustero y farsante. El motivo que argumentaban era que “ellas jamás habían pasado hambre en su tierra y que habían vivido en el mismo barrio que yo en los mismos años”. Ciertamente ni mi familia ni yo recordamos a nadie de ese barrio que no pasase hambre en la posguerra, salvo el panadero, algunos comerciantes y los allegados a la Falange. El interrogante que quedó a todos los asistentes a la conferencia era el motivo que habían tenido esas señoras granadinas para emigrar a Catalunya.
Las gentes sencillas del pueblo llano es muy difícil que tengan la culpa directa de hacia dónde son inducidas, ya sean andaluces, extremeños o castellano-leoneses. Los culpables son aquellos que manejan el poder, los medios de comunicación y tienen recursos económicos ilimitados a su disposición.
Y ya sólo falta que algunos miembros de la autodenominada vanguardia catalana independentista (siempre enfrentada -desgraciadamente- entre sí), arremeta también contra los pocos nuevos catalanes que intentamos aportar nuestro grano de arena a la construcción de un nuevo Estado Catalán.
Claro que, mientras unos nos metemos en el cuerpo 2.800 kms. en dos días de autocar para ir a Bruselas, otros prefieren hacerse fotos con políticos de moda o irse de excursión a Montserrat por el mismo precio.



(Foto: Pedro Morón. Bruselas 07/03/2009)

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